miércoles, 30 de enero de 2013

Yo de aquí ya no me voy


La pantalla de mi ordenador me acaba de anunciar que los resultados electorales son ya un hecho cierto, el Bloque de Partidos por la República ha cobrado en España una fuerza inusitada. La Alianza Monárquica formada por los dos grandes partidos tradicionales aún conserva la mayoría parlamentaria pero cada vez son más los diputados del bando ganador que hacen guiños a la nueva alternativa que se plantea con la República. 

Los republicanos se han unido por fin en torno a una finalidad concreta: Traer la III República a nuestra patria, esto es, renovar la democracia, acabar de una vez por todas con la corrupción y dar más poderes políticos a los ciudadanos, cada vez más capaces de decidir sobre sus propios asuntos. Las viejas dinastías que nacieron tras la Guerra Civil luchan aún por mantenerse a flote, distorsionando una realidad que ya no puede ocultarse, confundiendo a los ciudadanos, llevando la corrupción informativa a todas partes. El Rey mantiene conversaciones regulares con sus líderes más cercanos, se habla de una abdicación, se desmiente al otro día, dicen que es para tomar el pulso político del país. Hay manifestaciones casi diarias contra la corrupción, contra la precariedad de la vida, a favor de la abdicación del Rey, en contra de la abdicación del Rey, a favor de un cambio dinástico, de la República, del ejército. El Príncipe no interviene, nadie sabe cuál es su posición y su silencio inquieta a los monárquicos. Hay quienes le animan a liderar las fuerzas constitucionales del Bloque Monárquico en un intento por salvar a la Casa Real del exilio. Los militares tampoco intervienen, hay quienes piensan que se mantienen prudentes, otros que esperan acontecimientos, ya se sabe, Dios siempre está con los ejércitos vencedores. La Iglesia tampoco mueve un pelo. 
Es cierto, el malestar se palpa en el ambiente pero ahora hay esperanzas fundadas, hay cada vez hay más gente que confía en el cambio profundo, en el verdadero cambio, en el cambio que saque de nuestra casa el olor a cortina vieja, a mueble rancio. Somos capaces de hacerlo, vamos a construir otra vez un andamiaje político que asombrará al mundo progresista, que hará temblar los cimientos de la economía salvaje, como cuando nos dimos la Constitución del 31, la más progresista que pudo conocer el mundo de aquella época. 


Así que yo de aquí ya no me voy.

Salvador Crossa Ramírez.

No hay comentarios :

Publicar un comentario