domingo, 3 de marzo de 2013

Carta abierta al futuro presidente de la III República Española



Estimado Señor Presidente de la III República Española:

Como ciudadano de a pié quiero mostrarle a usted mi más profundo agradecimiento por la transición modélica que ha liderado estos días, por su prudencia y su buen hacer al servicio de nuestra Patria, y porque ahora, después de muchos años los españoles hemos vuelto por primera vez a decir “Patria”. Ya sé que no le gustan los personalismos, pero he de decirle a usted que ha asombrado al mundo por su humanidad en el trato dado al anciano rey Borbón, a toda su familia y en general a toda su numerosa corte de aristócratas. 

Y quiero darle las gracias también por el desprecio que ha mostrado siempre por las posturas de fuerza, por la confianza que ha puesto en la justicia y en el diálogo, por haber evitado cualquier revancha, provocación y violencia por parte de quienes no aceptaron ni aceptan la decisión de la mayoría, y por la firmeza que ha mostrado para traer la III República a España de una forma pacífica. Esperamos lo mejor de usted, para bien nuestro, de nuestra gente cansada ya de tanto robo, de tanta mentira, de tanta desigualdad y de tanta injusticia y de la gente que ha de venir en el futuro. Temo mucho que la enorme ilusión que ha despertado en los españoles esta República nuestra de la Fraternidad, o la “República de los Niños”, como ya la han llamado con cierta sorna algunos periódicos internacionales de derechas, no pueda ser respondida y satisfecha con la eficiencia y la premura que requieren unas circunstancias tan difíciles y penosas como las que vivimos. Tenemos además como siempre a los enemigos de la libertad enfrente, a los de siempre, que desde el mismo momento en que fue proclamado el Nuevo Estado han hecho todo lo posible para que la ilusión popular por la República naciente fracase. No deje que los monárquicos convertidos se instalen en la República, hay que aprender del pasado. También quiero decirle algo muy personal: Gracias a usted, por primera vez en la vida me siento orgulloso de mi presidente.

A pesar de las injurias e incluso las burlas que sabemos que tiene que soportar a diario, no veo ningún problema en el hecho de que sea usted tan joven y de que tantos jóvenes de su edad hayan tomado las riendas del nuevo Estado y que sean ahora tan jóvenes los miembros de su Gobierno, de las Secretarías de Estado y en general de la mayoría de los cargos públicos que han dejado vacantes por decisión de los propios ciudadanos los partidos corruptos del Bloque Monárquico. 

Del espíritu del 11 M nacieron ustedes, la generación más preparada que haya tenido nunca este país, el relevo que todos estábamos esperando. A pesar de su corta edad y de tantas críticas malintencionadas que han ido acumulado a lo largo de todo este tiempo, he de decirle a usted que en mi opinión han mostrado una madurez política, una honradez y unos ideales asombrosos.

Me he animado a escribirle esta carta cuando he sabido por los medios de comunicación que el problema la de la enorme diferencia entre salarios lo va a usted a solucionar recortándoles el sueldo a quienes los tienen más altos para distribuirlo entre aquellos trabajadores que cobran salarios más bajos. Espero que tenga usted mucho éxito y también espero que sepamos comprender entre todos la dificultad que entraña este proyecto tan audaz y tan solidario, que seguro vamos a hacerlo realidad pronto, a pesar de las amenazas de quienes no ven en la desigualdad un robo sino el derecho legítimo de unos pocos afortunados a vivir rodeados de riquezas, a pesar de que a su alrededor otros pasen hambres y sean víctimas de la injusticia institucionalizada.

Pero no le he escrito esta carta sólo para felicitarle. Me gano la vida en un modesto negocio que regento desde hace muchos años, soy peluquero y a ratos idealista, no encuentro a esta edad de mi vida otra forma mejor de ocupar mi tiempo, además, aquí, en mi peluquería, como en todo el país se habla mucho de política y de tanto escuchar se entera uno de todo, o de casi todo, y termina opinando.

Hace poco que un cliente y buen amigo apellidado Román, maestro, ateo y republicano viejo me dijo esto:

-Si yo fuera presidente prohibiría de inmediato que los curas ce acercaran a los niños. Hay que procurar cuanto antes que dejen de molestarles con sus mentiras retorcidas y de dañarles sus blandos cerebros con creencias irracionales y con temores infundados.

Así es, le dije, “La República de los niños”, de la causa olvidada de los niños, esa que usted ha nombrado tantas veces en sus mítines, el plan más ambicioso que ha acometido una sociedad desarrollada como la nuestra. Le aseguro que costará trabajo sacar adelante unas leyes como estas que tratan de romper con las malas costumbres adquiridas, con las tradiciones, y dar a los ciudadanos de menor edad, más posibilidades de decidir sobre sus vidas. La liberación de la mujer es ya es un hecho, ahora nos toca acometer la causa de los niños.

Atender a los niños es prioritario, pero sé que aún es pronto, han pasado solo unos meses y hay que tener paciencia, pero me preocupa que no haya usted hablado aún de la revocación del concordato con la Iglesia Católica, eximida como está de unos impuestos que en este momento resultarían esenciales para la recuperación del estado del bienestar como el Impuesto de bienes inmuebles o el IVA. Espero que consiga usted rescatar de las manos de la Iglesia tanto a los niños como a las riquezas que a lo largo de los años han ido amasando gracias a los privilegios que han gozado durante gran parte de nuestra historia.

Y ya que le he hablado a usted de los niños, de las religiones excluyentes y de los nuevos valores republicanos que promueven la racionalidad, el respeto, la igualdad y la comprensión de todos hacia todos quisiera decirle que somos muchos quienes estamos empeñados en que la República sea igualitaria de verdad, que cuente con una política social activa contra las segregaciones sociales de todo tipo, sea por raza, sexo, lugar de origen, opciones sexuales, posibilidades económicas, que fomente el respeto por las diferencias étnicas, que más que un hervidero de problemas como nos han querido hacer ver todo este tiempo pasado resultan ser ahora para muchos de nosotros una fuente inagotable de ideas nuevas y de diversidad.

Una República como la nuestra, dijo , con vocación universal, está dispuesta siempre a acoger en una Federación de Estados Ibéricos a cuantos pueblos quieran compartir con nosotros un futuro mejor y más justo. Los gibraltareños votarán en fecha próxima su adhesión a la República Federal Española, en Portugal cada día hay más ciudadanos dispuestos a que emprendamos juntos el camino hacia delante. Andorra parece que quiere sumarse también a la República de las libertades civiles y el Frente Saharaui ha entrado en conversaciones con los miembros del Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno. 

Tenemos muchos retos presidente, y muchos enemigos que tratarán de arruinar los logros de la República, pero esta vez no estamos dispuestos a dejarnos llevar por las provocaciones. Ahora somos más quienes tratamos de proteger la República que quienes quieren tratan de derribarla, la Iglesia ha perdido su prestigio y su arraigo en España y la gente ya no está muy dispuesta a dejarse engañar otra vez por los curas o por los políticos “salvapatrias” que a golpe de fuerza o de mentiras tratan ahora en vano de devolver unos privilegios y unas riquezas que ya están en manos responsables, en las suyas y el las de todos.

Ya es un hecho su proyecto de reconversión de la banca y ya tenemos en marcha un banco público de titularidad estatal. A pesar de que los expertos europeos se echaban las manos a la cabeza, lo han conseguido y las fugas de capitales han sido mínimas en contra de la mayoría de las opiniones interesadas que solo ven lo que quieren ver o lo que están acostumbrados a ver. Todos deseamos que la política de expropiaciones judiciales forzosas a los corruptos consigan reponer la ingente cantidad de dinero que se necesita para dar casa, comida y trabajo a tantas familias ancladas desde hace años en la más absoluta pobreza. Espero también que tenga usted éxito con su política para evitar el fraude y con el proyecto de reducción progresiva de los privilegios que se otorgan a los cargos públicos, sueldos, pensiones, viajes ajenos al cargo, es decir, ha llegado el fin de una política centenaria de abusos que nadie creía que pudiera extirparse de nuestra vida política. Ahora, sabemos todos que durante el tiempo en que un ciudadano sirve a su gente sus ganancias tienen que ser necesariamente modestas.

Le deseo a usted y a los suyos, por el bien de todos, el mejor de los éxitos en la reconversión, nacionalización y control público del sector energético. Hace mucho tiempo ya que se debía de haber iniciado este abandono progresivo de las energías no renovables, fundamentalmente el petróleo a pesar de que los allegados a la casa Real se queden sin sus preciadas comisiones. Espero que la reconversión de la industria bélica en una industria de maquinaria agrícola al servicio de la Reforma Agraria resulte también un éxito. Que sean revisados los antiguos tratados impuestos por parte de los EEUU, que por motivos económicos regulan la producción el comercio y el consumo de sustancias ilegales y que tanta delincuencia, tanto daño y tanta pérdida de recursos están causando a la población mundial. Esperamos la revisión del tratado de Maastricht y el tratado de Lisboa para que podamos ser dueños de nuestra propia economía.

No quiero robarle más tiempo, pero quisiera decirle antes de terminar esta carta que a pesar de que la mayoría de medios de comunicación tratan de desprestigiarle a usted y a su gobierno, somos muchos los ciudadanos de a pié que confiamos en su persona, en su proyecto y en la nueva República que nos hemos dado todos. España lo merece, y espero que tanto usted como nosotros, los ciudadanos de a pié sepamos conservar para las futuras generaciones este Nuevo Estado libre, igualitario y fraternal con el mismo empeño que hemos mostrado a la hora de derribar pacíficamente el antiguo régimen corrupto.

Reciba usted de este modesto ciudadano un saludo fraternal.

Salud y República.





Salvador Crossa Ramírez

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