Una de las herramientas del régimen
franquista durante los casi 80 años que lleva en el poder es la
devaluación de las ideologías. No les interesa que nos unamos en torno a
ideologías sino en torno a equipos de fútbol o a personajes de la
farándula. Lo de no ser ni de derechas ni de izquierdas, además de uno
de los principios del falangismo, es una forma de colaboracionismo con
el régimen. Lo primero para ellos es evitar la protesta y, si llega a
producirse, la prioridad es disgregarla y dirigirla a objetivos
secundarios. El régimen tiene claro que todo lo que no sea un movimiento
ciudadano para un proceso constituyente que desemboque en una república
social y democrática tiene poca repercusión y es fácilmente
controlable.
Cuando la ciudadanía milita políticamente (las/os súbditas/os
simplemente se aborregan en torno a lo que les dictan), lógicamente lo
hace en función de su ideología. Si yo soy un republicano de izquierdas
no marxista, lo normal será que en mi partido no abunden los marxistas y
viceversa. Esta diversidad de puntos de vista no es un inconveniente
sino la riqueza fundamental de la ciudadanía de izquierdas, nuestra
negativa a aceptar patrones impuestos, nuestra afición al uso de la
razón y del sentido crítico.
Pero en la situación actual es imprescindible marcar etapas y
objetivos propios de cada etapa. En mi opinión y la de muchas/os
compañeras/os la prioridad actual es romper de una vez y definitivamente
con el franquismo, forzar y tutelar un #ProcesoConstituyente
democrático, conseguir una constitución con unos mínimos consensuados
que la protejan contra el fascismo y el capitalismo (valga la
redundancia). Esto debe ser tarea de todas/os las/os demócratas,
marxistas o no.
Tenemos que aprender a confluir en lo fundamental, en la necesidad de
proclamar una república social y democrática, en establecer las reglas
de un juego realmente democrático. Esto es algo que no se puede hacer en
torno a los partidos del régimen, sólo se puede hacer mediante la
confluencia de personas y organizaciones realmente rupturistas. No
hablamos de obtener unos cuantos votos más para seguir medrando en el
mercadeo político del régimen; hablamos de devolver la soberanía a la
ciudadanía, de acabar con la partidocracia al servicio del capital.
"¡Pero es que perseguimos distintos modelos de sociedad!" Vale, bien
y ¿cuál es el problema? Una vez superada esta etapa, ya bajo el manto
de la III República Española, con nuevas reglas de juego y nueva ley
electoral, será el momento de darnos la mano fraternalmente,
felicitarnos por el trabajo realizado y afrontar los nuevos objetivos de
una nueva etapa. Será el momento de que cada organización presente a la
ciudadanía su propuesta de sociedad y que sea aquella, la única
legitimada para hacerlo, la que decida el modelo que prefiere.
Centrémonos en lo que toca. No tiene sentido discutir sobre quién
conducirá si no tenemos coche. Consigamos el coche adecuado en el que
quepamos todas/os y después, sólo después, será el momento de echarlo a
andar. Para ejercer la democracia primero necesitamos un régimen
político radicalmente democrático, lo demás son brindis al sol y
colaboracionismo más o menos disimulado.
¡Proceso Constituyente democrático ya!
Salud y República.
Javier Sánchez-Mota.
Afiliado de Alternativa Republicana de Málaga.
Alternativa Republicana no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.
No hay comentarios :
Publicar un comentario