Quienes pensamos que el Estado Español necesita un nuevo régimen político, un nuevo sistema económico y una nueva estructura territorial vamos con retraso, unos 79 años. No hemos sido capaces de vertebrar un movimiento republicano que, como ya ocurrió en 1931, subvierta la actual supremacía del poder económico y fáctico sobre el poder político.
Podemos seguir otros ochenta años sustituyendo a los jugadores con mayor o menor frecuencia para que jueguen según las reglas que imponen los poderes no democráticos. Nada cambiará. Quienes tenemos clara la necesidad de romper definitivamente con el franquismo y su secuela. Quienes sabemos que esa ruptura tiene un nombre, es República y no pasa nada por pronunciarlo o escribirlo, tenemos la obligación de trabajar en un nuevo movimiento republicano.
No existe otra forma de iniciar un largo viaje que mediante un primer paso. No se trata de cumplir todos nuestros anhelos de una tacada, no se trata de diseñar hasta el último detalle de nuestra sociedad ideal; se trata de alcanzar un marco democrático que nos permita hacer política con mayúsculas, libres de la tiranía de la oligarquía económico-fáctica que gobierna en España desde hace siglos, salvo los paréntesis que todas y todos conocemos.
Y el movimiento se demuestra andando. Participar en actos y movilizaciones de otros no implica que nos diluyamos totalmente en ellos. Significa que merece la pena potenciar lo que nos une, que puede haber objetivos comunes sin renuncia de los objetivos particulares y que la unión hace la fuerza.
Salud y República.
